Saturday, March 30, 2013

El Mundo Urgente En El Que Vivimos, Como Afecta Nuestros Caballos


Vivimos en un mundo de demasiada urgencia. Todo lo queremos rápido y a la mano, siempre que sea posible lo queremos también con el menor esfuerzo que nos sea necesario y con el menor precio a pagar posible. Pedimos de todo y de todos, perfección sin errar y sin aceptar escusas. Sin embargo, ¿somos honestos con nosotros mismos? ¿No es verdad que cuando nosotros mismos erramos, buscamos un culpable?

La realidad de las cosas es, que si hacemos algo mal, nos disculpamos y por lo general se nos perdona, claro si no hemos hecho algo imperdonable. Sin embargo, cuando se trata de perdonar un error que cometen nuestros caballos, no siempre somos tan receptivos a perdonar. ¿Por qué? El ser humano busca con ansiedad mandar y dominar todo con lo cual entra en contacto. No es malo, es parte de nuestra naturaleza. El caballo, busca con ansiedad huir de todo con lo cual entra en contacto y desconoce, e intenta huir para reunirse con su manad siempre que le sea posible para sentirse seguro, y esa, es su naturaleza. La dificultad al trabajar con un caballo entra cuando pedimos de él algo contrario a lo que le dicta su instinto natural. Entramos en algunas ocasiones en un mundo hipócrita y egoísta castigando el menor de los errores según nuestro entendimiento y recompensando graves errores o hasta resabios sin darnos cuenta.

Por causa del mundo urgente en el cual vivimos, muchos entrenadores de caballos apresuran el trabajo tomando atajos fatales en cuestiones de doma. Al acortar el tiempo del entrenamiento, el domador permite que surjan huecos en los fundamentos principales y aun más en los trabajos avanzados. El domador de este tipo, ignora a veces por completo el gran daño que hace a sus caballos por causa de estos atajos. Lastimando los remos y coyunturas del animal, hundiendo el dorso y debilitando los posteriores en lugar de fortalecerlos, es como ocasionamos que un caballo joven sea envejecido prematuramente.

Porque el esperar que un caballo madure un año más, y lo montemos de tres años o cuatro en lugar de dos, nos permite proteger las coyunturas de las rodillas, menudillos y corvejones, los cuales a la edad de dos años no se han desarrollado lo suficiente para cargar un jinete. El permitirle al caballo que aprenda con seguridad a desarrollar sus aires básicos bajo el jinete nos permitirá muscularlo más en toda su masa.  Y dejar que los movimientos avanzados vallan saliendo poco a poco en lugar utilizar herramientas fuertes, y técnicas erróneas, permitirán a que el caballo trabaje por muchos años mas, de una forma feliz y suave. Tristemente, el mundo urgente en el cual vivimos, apresura todo en la vida incluyendo el trabajo de nuestros caballos. Tristemente, muchos domadores, abusan innecesariamente del caballo durante su trabajo forzándolo a envejecer demasiado pronto y a morir demasiado temprano en su vida.

La mayoría del que trabaja con caballos, o alrededor ellos, disfruta la compañía de tan noble y dócil animal. Incluso, muchos lugares utilizan al caballo como una forma de terapia para diferentes enfermedades incluyendo la depresión crónica. Todos los que tenemos caballos decimos que amamos a nuestros caballos. Sin embargo, ¿somos honestos con nosotros mismos? ¿Le mostramos al caballo ese cariño que decimos tenerle? O más bien, ¿permitimos que se le apresure su envejecimiento a nuestro amigo ecuestre? Los invito amigos a estudiar más sobre nuestros caballos, sobre su naturaleza, sobre su comportamiento, sobre su instinto, sobre su psicología, y sobre su doma. Los invito amigos a que sigan estudiando lo más que puedan, todo cuanto sea benefactor para el caballo y todo cuanto pudiese alargar la vida de este, incluyendo el estudio de su cuidado y su doma.

Por su puesto que la pregunta final hacia nosotros mismos es, ¿Qué tanto quiero a mi caballo?